Que todos los seres de todos los mundos sean eternamente felices.


domingo, 19 de septiembre de 2010

Girafas, girafas

Donde yo termino y tú empiezas. El frío me hace temblar desde hace horas y me doy cuenta que si estoy sólo no me cae bien, que mis brazos son muy flaquitos, y que quizás nadie esté pensando en mi en este instante.
Yo pensé en todos, mi pasado me visitó y me dijo que soy diferente, que soy mejor de lo que era, que la cagada a palos cree que sirvió. Menos mal. Que "tanto tiempo de mentir les creo una mueca de siniestros seres", y a mi una cara de pelotudo que la ven nada más que las mujeres que me terminan gustando de verdad.
Puedo observar, pero no tomar partido... donde yo termino y tú empiezas; donde tú, tú me dejaste solo.
 Me agarrás la cabeza y la metés al mar, hacés presión y no me dejás salir. La sal se mete por mi nariz y mis oidos y me hace vomitar, todo, todo; cuatro veces hasta que puedo ver tu cara otra vez. Dejo que te rías hasta que se te agote el aire, te pongo el pantalón, y me voy caminando de espaldas para evitar la puñalada.
Las puñaladas son inminentes, 'somos humanos', y es normal que los humanos no aprovechemos las oportunidades de no traicionarnos a nosotros mismos que se presentan todo el tiempo en nuestras vidas pero nos gusta no ver y hacernos la idea de que nuestra vida no cambiarà. Cambiala, yo te ayudo. Cosas normales, vos sabés: que nos creamos mejores que otro que es igual que yo, que tener/lograr algo bueno es aburrido si a los demás no les llama la atención, que el que mata tiene que morir, que el que no come carne es putito, que el putito está enfermo y da asco, que Boca le gane a River y que todos hablen de marihuana.
Y en tu casa, cuando estás con tu mamá, o cuando estás sólo, ¿a quién le posas?.
Unos chicos hablan de la marucha, lo hacen todo el tiempo; seguramente, también hablen todo el tiempo de cuantas veces necesitan un abrazo o de cuánto agradece y cuán importante es tu ayuda en su vida. O de cuánto les gustaría tener una vida llena de lo que les gusta a ellos y no de lo que a los demás les parece interesante, divertido, una copia, lo más completa posible, de otro mismísimo ser humano. El ser humano; el que se copia a si mismo irrepetiblemente, mientras tenga un ego. Y nos miran, y nos miran, y nos miran. Y a vos gusta que los miren. Sólo yo puedo mirar (las mariposas en este cuarto). Yo no sé si alguien me mira con sus ojos, pero es lo que menos necesito, y si hay algo que quiero, es saber que no quiero nada. No hablaré de nada, mucho menos de mí. Saber respetar el silencio que necesitamos para entender que el calor es nuestro único deseo interno, y no lo que veamos afuera; es mentira. Sabés que si no entretenés tu cabeza, ella piensa, ella escucha el silencio que es su amigo del que vos lo alejás como las madres suelen hacer para evitarse problemas, y atrás del silencio estás vos, estás ahí sentado volando bien alto arriba de una frutilla seca. Y ahora si, si no hay distracción que te quiera convencer de que lo que ves con los ojos es lo que sos vos, vas a tener que enfrentarte a la verdad, a esa que te duele pero que conocés bien. En este momento, conociendo lo que te haría feliz en serio, lo que sería capaz de que si murieras mañana no importase, porque hubieses sonreido de la manera que siempre debiste... sólo entonces, por más que quieras no vas a poder negarte a levantar ese teléfono, a salir de la cama, o bajar esos 148 pisos y bancarte todos los rejuntes de palabras de odio que ahora entran como flores por tus oidos que escuchan sólo a tu corazón que no deja de correr ignorando todo lo malo que intente detenerlo, si lo único que importa es esta sonrisa, ¿cuándo lo vas a entender?.

Afiné mi guitarra en Re.

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