Dos palabras alcanzaron, y sobraron; de esas que se mezclan mucho en el mundo, pero no aquí, en mis soledades de provincia con internet. Todo estaría bien, la tuve en mis torpes brazos, la apretujé contra mi cerebro.
"Que se quede adonde quiera, pero que duerma conmigo".
Total, con ese mínimo ratito me alcanza, para soñarla el resto de mis días.
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