Que todos los seres de todos los mundos sean eternamente felices.


jueves, 6 de diciembre de 2012

XXXIVL

Listo, llegó la hora de escribirte sentimiento extraño. Nadie más se debe sentir así y lo gracioso es que yo no imagino otra forma de sentirse. Es lo que me toca, lo que elegí, porque estoy donde quiero estar: donde me animo a estar; donde me doy permiso de estar. Todos los permisos que no me estoy dando son lo que siempre sueño ser, pero apenas sueño aparece un pero, y la duda me acobarda y para no enfrentar que no soy capaz de vencerla me distraigo escuchando alguna canción. Me quejo de mis propias desiciones. Es que vos no entendés, yo estoy tan atado a vos, que prefiero no escucharte decir que no. Prefiero no escucharte decir nada: prefiero que ni me veas, porque así no me vas a decir que no. Me siento más seguro acá mintiendole a todo el que me vea mentirme. Me hago el que vivo, el que salgo de casa y viajo en cuatro colectivos todos los días, el que baja en el recreo a buscar un sanguche y lo mete en el microhondas, el que pinto, el que toco la guitarra, el que canto por la calle, el que me baño, el que está escuchando a sus amigas y aprendiendo de sus amigos. Me hago el que quiero levantarme mañana y no verte ni un ratito ni llamarte para oirte decir cualquier estupidez. Soy el ejemplo viviente de que se puede tener todo, pero sin amor no sos algo diferente a la nada.


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